Un blog escrito en el metro.
- Montiel

- 14 abr 2021
- 2 Min. de lectura
Les juro que este blog fue escrito en el metro mientras escuchaba Liminal de The Acid a las 9:51 pm.
Acabo de estar en una cita con un amigo, honestamente estuve a punto de cancelarlo horas antes porque me quería dar un episodio de ansiedad por causa de haber llorado muchos días. (Cuando me estaba maquillando andaba llorando, jajaa soy tan patética)

Hace unos días me di cuenta que mi vida ha sido una completa porquería por idealizar muchos escenarios que viviría en mi vida adulta. Una de ellas era tener una cita con un hombre y seguir saliendo mientras me enamoraba día a día de esa persona. Sonará tan inmaduro, pero lo es porque jamás he estado en una relación. Eso me pasó hace unas semanas y estuve romantizando muchas cosas e imaginando que mi vida ya estaba completa.
Fue hasta que el viernes tuve una de mis peores desilusiones. Viví una experiencia que me rompió mi corazón en pedazos. Solo diré que cuando la persona a la que le diste un lugar de ídolo y de una figura importante toda tu vida, te dice con sus propias palabras que no es nada de lo que aparento y que ahora es lo que más has odiado en tu vida, te deja en el suelo. Tengo muchos diarios hablando de esa persona, muchos poemas, muchas cartas, muchos recados, regalos, recuerdos, incluso mi felicidad y depresión provenía de esa persona. El viernes pasado me enteré que eso era falso, y no puedo describir el shock que tuve por horas.
Estuve ida con lo sucedido al menos 4 días, lloraba por todo. Lo único que me trajo a la realidad fue mi tercera cita con el chico con quien he andado saliendo, lo veía como mi escape a esa tristeza. Lamentablemente terminé enterándome que no era la única a la que andaba conociendo. Tuve días malos este fin de semana, de nuevo caí en vicios y personas tóxicas que me hacen sentir llena. Puedo decir que ya no sé en que creer, todo mi piso y creencias se desvanecieron y me sentí perdida.
Hoy que vi a este amigo, me hizo quitar la cabeza de todo lo sucedido por unas horas. Solo existía su voz, sus ojos, y la comida que tenía en frente mío. Me pregunto varias cosas, me hizo reír, incluso caminar con él se sintió de lo más avivador. El aire de la noche de hoy, tenía el mismo espíritu de cuando ves el mar.
Cuando iba caminando con él, me di cuenta qué hay personas con las que me siento viva, no me siento mal, me puedo sentir vulnerable y no pienso en lo peor que me sucede, puede sonar muy dependiente, pero hay personas que son como la noche, te hacen perder la mente en su existencia y se desaparece toda tu tristeza.
Por fin creí que el conocer a más personas es necesario para poder encajar con una, y no hablo de una manera romántica, hablo de mente. Esa persona logró escuchar cosas que me cuestan mucho pronunciar y él me platicó algunas vivencias similares. De repente todo lo malo de mi corazón se borro, y me ayudó a dar vuelta la página.
Conclusión: debo ir a terapia.







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