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S de suicidarme.

Cuando era niña siempre me preguntaba “¿qué pasaría si me aventara del techo?” “¿qué harían si me caigo de la bici?” todo porque a los 6 años mis papás me habían cuidado y atendido dulcemente cuando me accidenté y terminé en el hospital. El lastimarme se hizo una fantasía, no era porque quería atención, simplemente notaba que me valoraban y me sentía protegida cuando algo arriesgado me pasaba.


Despúes de eso tuve muchos accidentes de niña, tantos que me agrado la idea de tener vendajes, curitas, o incluso una cicatriz notable, aun me sigo preguntando cuales me provoqué y cuales fueron realmente un accidente.


Yo feliz de todos esos accidentes porque mis papás me cuidaban y después me di cuenta que los moretones, y las heridas me hacían notar. Las personas, por voluntad propia me preguntaban si estaba bien y nacío mi amor por los hospitales, porque te hacen sentir segura.


Llego mi juventud y desde los 13 años se me hacía tan fácil lastimarme porque podía tener control del dolor y demostraba que nada me daba miedo a pesar que no tenía amigos, sin embargo era todo lo contrario al enojarme, porque era la mejor forma de recordarme que yo era la culpable.

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No sé cómo empezar a contar esto, pero regresemos a semanas antes de los intentos (Octubre 2021.) Aquellos días fueron muy tristes para mí. Me sentía tan sola, reemplazable, y sin importancia para alguno de mi alrededor. Tenía contacto con mis “amigos” pero solo se enfocaban en hablar de ellos mismos, algo a lo que me mal acostumbré. No quería ser un estorbo diciéndoles que no me sentía bien y no sabía a quien decirle lo destrozada que me sentía.


Había tenido muchas peleas en casa y mi hábito de autolesionarme había resurgido ese otoño, tanto que mi madre escondió toda mi herramienta, tiró todos los cutters, y tijeras. Yo contribuí porque quería permanecer limpia y sana.

Pasaron las semanas, y finalmente llego ESA noche. Recuerdo que estaba chateando con un chico que en aquella época quería mi amistad, era el único con quien platicaba y le dije que me sentía mal. No recuerdo qué fue lo que lo detonó, pero entré en un episodio ansioso muy muy fuerte, se lo conté, pero él no me podía calmar.


Me levante, busque algo afilado, porque lo unico que me relaja es cortarme, me puse a llorar en desesperación porque no encontraba algo con que lastimarme. Le mandé un mensaje a mi amigo diciéndole que no encontraba algo afilado, inmediatamente me marco y yo no contesté, porque haría lo imposible para evitarlo.


Me puse a llorar por la desesperación y por todos mis sentimientos que tenía en ese momento, la soledad, la tristeza, el odio a mí misma, la sensación de no importarle a nadie y ser remplazable. Me puse tan roja y comencé a marearme por estar llorando intensamente, y me vino el recuerdo de cuando era niña, de todos aquellos pensamientos que tenía sobre lastimarme para sentirme protegida, y algo me hizo ver que estaba mal lo que estaba pensando. Busque inmediatamente el número de prevención al suicidio, pero preferia morir a decirle a alguien que me sentía muy vulnerable.


¿Qué pasaría si muriera? mis “amigos” pensarían “le hubiera preguntado cómo estaba..” “la hubiera hecho reír” “me dijo que estaba triste.” Eso me hizo sentir mejor, porque era la única forma de hacerlos pensar eso. Tome mi medicamento psiquiátrico, vacíe muchas pastillas en en mi mano, y me las trague. Me acosté en mi cama y continué llorando.


No tengo idea de que pasó durante dos días. Apenas recuerdo que fui a trabajar, fui al estudio, fui a un llamado. Mi asistente de audio esa mañana me preguntó ¿cómo estaba? recuerdo que le dije que todo bien, y me dijo “es que ayer me dijiste que intentaste suicidarte.” Estaba muy nerviosa por ese trabajo y solo le dije que había sido ansiedad y que mejor pasaramos a lo que le tenía que explicar. Fuera de eso, mi memoria no logra recordar nada. Pero dormí tanto, que el viernes estaba como si nada, y lo primero que pensé fue “¿pero qué pasó?”.


Ese viernes uno de mis amigos me dijo que si quería verlo para cenar en la noche, yo acepte y saliendo del trabajo lo ví… yo tomé muchas cervezas esa noche. Cuando me iba acompañando a tomar mi uber, le dije “¿te cuento un secreto?.....me trate de suicidar”..... se hizo un silencio y solo me pregunto que cuando lo había intentado, yo le respondí que había sido el miércoles. El silencio que hizo fue de lástima, pero nunca me pregunto por qué lo había intentado y eso me lastimo mucho, y no quería justificarlo con “es que el tema es demasiado incómodo”, si amas a un amigo le preguntas ¡qué está pasando!.


Llegué a mi casa y ese viernes me puse a llorar otra vez en mi cuarto, ese amigo me había hecho sentir tan insignificante y lastimada. Quería decirle a alguien lo que había hecho, LO QUE HABÍA SALIDO MAL POR ERROR, quería que alguien me abrazara tan fuerte que me hiciera sentir protegida, lo peor de todo es que no encontraba a quien, y a la única persona a quien le dije, no le había importado.


Volví a tomar el frasco de pastillas y esta vez me aseguré de pasarme muchas muchas pastillas, lamentablemente esas pastillas eran ansiolíticas, y lo único que hacían era ponerme a dormir. Pase este fin de semana durmiendo, no tengo idea si comí, si interactué con alguien, o qué onda.


El lunes llegó y tenía que ir al trabajo, no me podía levantar de la cama, y me envolví tan bien con mi cobija como si fuera lo único que me podía proteger en ese momento. Me daba miedo salir. Mi mamá subió y me preguntó qué estaba pasando, y yo le conté que no iría al trabajo, que no podía, que estaba cansada. Siempre que mi mamá me ve envuelta y sin poder salir de la cama, se queda a mí lado, y fue la única persona que vi que le podía contar, pero no quería lastimarla porque era mi mamá. Comencé a narrarle el primer intento, y mis lágrimas comenzaron a salir sin detenerse. Mi mamá se me quedó viendo y comenzó a llorar. Ella hablo conmigo por un buen rato y me dejo dormir despúes de que me abrazará y me besará.


Las semanas pasaron y no lo volví a intentar. Sin embargo, entré a un episodio depresivo que al menos me duró 4 meses. Las fiestas de navidad eran sofocantes, me ponía a llorar de la nada, vomitaba por tanta ansiedad, no tenía ganas de hablar con nadie, mi trabajo apestaba, mi jefe se dio cuenta, me obligo a ir al psicólogo y yo solo quería estar encerrada y estar sola. Comencé a tener el cuidado de amigos después de eso, me preguntaban a diario como estaba, algunas amigas les dolió escuchar eso, pero no estaba feliz, no estaba arrepentida, pero tampoco tenía ganas de volverlo a intentar.


Creo que nunca he pasado alguna depresión tan larga como esa vez y sempre que tenía que hablar sobre los intentos con mi doctora, mi voz se quebraba y me ponía a llorar porque sentía demasiado miedo y soledad.

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Fueron 4 meses muy difíciles para mí, y odio cada segundo de ello. La buena noticia fue que logré levantarme después de 4 meses, busqué ayuda profesional, volví a medicarme, empecé a hacer ejercicio, dejé muchas amistades, busqué nuevas metas, escribí mucho, y traté de hacer nuevos amigos. Aun se me hace muy difícil pensar en algo bueno, y tal vez aun me autolesiono pero aprendí que puedo controlar lo más oscuro de mi mente.


Este suceso me provocó un trauma que no debía tener. Bloquee tan bien esas memorias que apenas pude tratar de recordar qué pasó ese día para escribir este blog, porque aun sigo sin tener todo tan claro de lo sucedido y el motivo queme hizo intentarlo.


Quería contar esto porque siempre que oigo de algun suicidio, o estamos en septiembre, se avivan los flashback de esa noche y me da mucho miedo. No quiero volver a vivir eso ni quiero que alguien pase por eso, porque es lo más horrible que puedes sentir como humano. Nunca te quedes solo, nunca guardes lo que sientes, y si no te escuchan, intenta salvarte a ti mismo, porque la persona que no le tiene miedo a la muerte, tiene la fortaleza para sobrevivir.



Línea de vida: 800 911 2000






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