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Creciendo como Cristiana

Actualizado: 11 nov 2020

Te voy a contar como mi vida cambio siendo cristiana.


Cuando tenía 6 años, yo acepte a Cristo en mi corazón y decidí que mi vida sería para Él y qué no dejaría que me influyera ningún tema que fuera un tema no cristiano. Yo fui esa chica de 13 años que durante 7 años le dedicó toda su fuerza y mentalidad a la Iglesia. Cada domingo asistía a todos los servicios de 10am - 5pm. Mi adolescencia constó de esperar cada fin de semana con emoción porque era lo único a lo que le podía dar toda mi atención y pensaba que esto haría a la mujer perfecta.


¿Cuales eran las reglas si eras mujer? Muy simple, si eres joven no debes mostrar una gota de belleza, debes usar velo porque ocultas la admiración al hombre, no te cortes tu cabello ni lo pintes, el feminismo es cosa liberal y no es de Dios, y también debes usar una falda que cubre casi hasta tus tobillos. Tu cuerpo es una amenaza del diablo para los hombres. Si quieres ser un buen partido para algún joven y ser su esposa, tienes que quedarte callada, no puedes ser inteligente, debes saber cocinar, ser muy bonita y para nada debes protestar. Exacto, muy machista el sistema.


Fui bautizada a mis 14 años, y entré en comunión ese mismo año. Todas las mujeres le reclamaban a mi mamá que no debía estar en comunión a esa edad, porque la juventud estaba a flor de piel y que podía dar mal testimonio para el mundo. Ignoramos esto y juré ser puramente Cristiana, hasta mi muerte, y vaya que lo demostré.


Todo comenzó a cambiar en cuanto iba creciendo. Alrededor de mis 16 años me di cuenta que ningún joven le llamaba la atención (cuando eres adolescente te puede pasar 2 cosas, ser muy atractivo o no serlo porque esto te llegará después, a mi me paso la segunda opción) esto era muy evidente porque veía como a mi hermana le caían los pretendientes del cielo y a mi nada más me veían como “la hermana chiquita.” Este tema para mi era importante porque adolescencia. Esto afectó mucho a mi autoestima, y crecí siendo muy insegura.


Me la pasé observando la idiotez de los jóvenes, y cómo solo por ser bonita podrías tener un amigo o un “novio” (por cierto, no existe el noviazgo) y fue cuando decidí no casarme. Se me hizo muy lógico renunciar a eso para poder romper todas las reglas de “la mujer perfecta.” Aquí fue cuando por primera vez no tome en cuenta la opinión de la gente. ¿Cuál fue la consecuencia de esta decisión?....libertad.


Me puse a escuchar la música que me gustaba como Hannah Montana, HAIM, Fleetwood Mac, Miley Cyrus, Madonna, a ver películas, series, a leer cómics y libros de ciencia ficción. Recuerdo que mi primer libro “mundano” fue The Fault in Our Stars. Descubrí mi propio gusto y personalidad en todo. Logre entablar amistad con mi primer mejor amigo, y con otros chicos, nos llevábamos muy bien, porque no me veían como una mujer, sino cómo yo.


Yo pensaba que todo iba bien, hasta que las madres de esos chicos le dijeron a mi mamá que no tenía porque emocionarme por violencia, en este caso por cómics. Me rastrearon mi twitter, facebook, y google plus, únicamente para decirle a mi mamá lo que estaba haciendo mal. Era emocionante sentir rebeldía en mis venas, no era la gran cosa pero cuando me criticaban y me hacían sentir mal por eso, ya no era emocionante.


Sin darme cuenta poco a poco mi mentalidad comenzó a madurar y a aburrirse de la misma rutina de regaños, prohibiciones, de las mismas pijamadas entre niñas, de hablar de los jóvenes del grupo, de ver las mismas películas una y otra vez, de no poder decir “me gusta este chico”, de no poder escuchar a los Beatles porque eran de Satanás, de los mismos chismes, y de sentirme invisible entre mis “amigos”. Todo era lo mismo, yo traté de seguir el ritmo, pero lo único que conseguí fue amigos falsos y mucha crítica. Aunque seguía yendo a los servicios, y saberme todos los himnos, algo ya no me cuadraba.


Pasaron los años y terminé mis estudios en casa, finalmente había llegado el año de decidir qué estudiar profesionalmente y dónde. Mi vida fuera de la Iglesia era ser una matada en la escuela y dar lo mejor en una convención estudiantil que se daba anualmente en Querétaro. Gané muchos primeros lugares en competencias de Scripture Video, fotografía, ciencias, y música, me hice popular en ese ambiente y me sentía orgullosa de que mi creatividad me daba voz. Decidí estudiar Cine y post producción digital en SAE, donde termine graduada como ingeniera en audio en el 2020.


En el 2016, cuando entre a la universidad, todo cambió para mi pequeño cerebro. Por cualquier cosa tenía duda de la vida o una opinión ignorante. Por ejemplo, ¿qué hago si me gusta un chico que no es Cristiano? ¿podré tener novio? ¿quiero pintarme mi cabello de morado..pero no puedo? hay un gay en clase, ugh que asco, me cae bien ese chico, pero no puedo ser su amiga porque no es Cristiano, ¿por qué no saben decir otra cosa que groserías? okay...mucha opinión sexual, ¿cómo es el sexo? ¿qué se sentirá besar a alguien? ¿quién es Kubrick?


Ese año mi cabeza explotó de muchas dudas, y de problemas de identidad. No sabía dónde estaba, ni quién era, ni qué opinión podría defender. Paso a paso fui siendo quién quería ser, me compré mis primeras botas, me corte el cabello, encontré a mi mejor amigo que hasta la actualidad sigue siéndolo, encontré mi amor por el horror, gore, y el surrealismo. Hice de ídolos a directores, escritores, películas, y me inspiraron mucho a crear.


A su vez seguía asistiendo a mi Iglesia, ya no me quedaba a todos los servicios del día, pero me sentía diferente, me sentía vacía, insegura y sin ganas de escuchar alguna crítica que tuvieran. Comencé a faltar debido a rodajes y entregas... eso trajo problemas. A mis padres no les creían que tenía tarea y escuela, les dijeron que me estaba alejando de Dios y que se podía notar con mi ausencia.


Entre más forzaba el ir para que no le dijeran nada a mis papás y tener feliz a mi mamá, ya no me sentía la persona de 13 años que iba y se emocionaba por estar todo el día, ahora solo sentía la sensación que lo hacía a regañadientes. Deje de ir por un tiempo dando la excusa que tenía entregas y tareas, siguió empeorando todo. Un día decidí ir para dejar de tener reclamos, cuando una hermana se me acercó y me dijo que mi falta de interés era porque ya había olvidado a Dios y eso significaba que había dejado mi vida Cristiana por completo. Recuerdo cómo mi ser se estremeció y quería llorar de tanto enojo, no podía creer que solo por faltar unos meses, mi vida de 13 años en Cristo había sido desbordada por una mujer que no me conocía ni que sabía que pasaba con mi ser. Ese domingo fue la última vez que acudí a la Iglesia. Decidí renunciar a la comunión y a la responsabilidad como cristiana y decidí ser únicamente creyente.


Mi decisión detonó muchas peleas con mi madre, trate de hacerle entender durante 3 años que la Iglesia daño mi juventud, que creó traumas, inseguridades, miedos, ignorancia, que me hizo perderme a mi misma cuando ni siquiera sabía quién era, que llenaron mi vida de falsas esperanzas cuando el mundo se iba a dedicar a arrastrarte. La Iglesia me hizo entrar en depresión durante 8 años, me hizo tener mis primeros intentos de suicidio, me dejó indefensa para lo que me iba hacer el mundo. Mi vida en la universidad me hizo hartarme de quien era en el pasado, me hice alcohólica, traté de alcanzar el ritmo de afuera pero al intentar llenarme de todo, ni siquiera supe cuándo me violaron por no haber sabido decir que no.


La mentalidad de los creyentes es un veneno, son los primeros en juzgarte cuando te predican amor, los que te humillan y arrastran cuando les brindas confianza. La Iglesia es la obra del hombre para dar una imagen de Dios para su propia vanidad, usan la doctrina para tener un pretexto de convivir y comerse con traición entre ellos.


Durante años aprendí que el ser cristiano es justificar cada paso y decisión que tomas, si alzas la voz, debes saber el porqué lo dices ¿por? porque los Cristianos te tiraran y tratarán de alinear todo conforme al dogma que les conviene, y te juzgarán más duro que Dios si te equivocas o dices algo que no es conforme a la palabra. No quiero que terminando de leer este testimonio, pienses "por eso no soy Cristiano" no, yo quiero que veas que Dios existe, que es amor, y que Cristo sin importar quien eras te dio la llave para estar con Él en la eternidad, nunca estarás solo, y siempre tendrás quien te acobije, es tu Salvador. Olvida a la Iglesia y sus reglas y voltea a ver a Cristo, solo a Él y nada más. He sido más cristiana éstos últimos 4 años que esos 8 años que viví arrodillada ante hombres y sirviendo en un lugar físico.


En la actualidad soy una mujer de 23 años y deje la Iglesia por los cristianos, no por la doctrina. Te puedo decir que ser cristiana ha sido de las mejores decisiones que he tomado, pero me ha cansado demasiado, frustrado en la vida, y para ser honesta me hizo infeliz en el pasado. Hoy me la vivo tomada de la mano del Señor, Él ha impregnado mi vida desde niña, y no puedo vivir sin su amor, es imposible. Soy creyente, pero también yo sé quien soy y que me ha hecho la feminista que me emociona ver crecer.


Las personas que me juzgan o se burlan de mi ideología, me podrán decir liberal o de mente abierta, pero yo le llamo libertad, la libertad que desde niña le tenía miedo, porque siempre dependía de la opinión de los demás. Todavía tengo que fingir ser otra persona con mi familia por el miedo al “qué dirán” pero tengo la esperanza que en unos años seré la mujer libre que tanto quise ser.



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