¿Papá, viste mi mensaje?

Hace dos años, me llamó uno de mis mejores amigos en la mañana. Recuerdo que apenas y pude abrir los ojos pero cuando vi que era una llamada de él se me paralizó mi corazón. Al contestar me dijo que su papá había fallecido... mi alma se quedo en pausa. Al colgar, regrese a dormir y comencé a llorar porque mi amigo estaba viviendo la pesadilla que nunca he querido vivir desde niña... que tu papá se muera.

Cuando nací, mi familia materna me desconocío por mis gestos, mis rasgos y todo lo que era porque como dijo mi mamá “eras igual a tu papá, solo que nosotros no lo sabíamos.” Desde niña me encargaba de ser el hijo que tanto hubiera querido tener mi papá, era la hija que intentaba jugar fútbol, tennis, basquetbol, voleibol, la que aprendió a manejar a los 14 porque quería demostrarle que si podía, la que se emocionaba por los partidos de fútbol aunque no entendía las reglas, hice muchas cosas gracias a él.

Cuando se iba a trabajar, me la pasaba llorando en las tardes porque lo extrañaba tanto, mi mamá le llamaba por teléfono y siempre me lo pasaba. Llego mi adolescencia, y entre más crecía más miedo tenía de perder a mi papá, aveces despertaba llorando por pesadillas donde él moría. Siempre lo defendí de las discusiones con mi mamá, escuchaba toda la música que me ponía en la carretera, aprendí sobre como predecir el clima por medio del conocimiento de las nubes que me había enseñado, disfrutaba mucho verlo admirar la lluvia, incluso imaginaba las palabras de despedida que le diría a mi papá en mi boda, no tienen idea de cuanto amaba a mi papá. Las veces que me llamaban marimacha y fea por mi cara varonil, a mi no me importaba porque yo estaba de parecer el clon de mi papá.

Al llegar a mi adultez todo cambio. Mi papá comenzó a rechazar todos mis gustos y todo lo que me identificaba, lo peor fue cuando dijo que mi arte era feo y que dejará de hacerlo. Tuve una discusión con él, pero nunca entendió lo importante que era para mí el crear cosas que incomodarán. Traté de ser tolerable y deje pasar sus comentarios hirientes.

Paso el tiempo, y hace un año que me tatué, regrese muy feliz.. eran hermosos, especiales, y me hacía recordar lo mucho que amo el terror. Cuando mi papá me vio, me miro con el mayor asco del mundo. Le expliqué lo que significaba, y solo me vio con una mirada de decepción y desagrado.

Estos últimos meses comencé a darme cuenta que lo que había admirado de mi papá, incluso todo lo que había hecho para caerle bien, no había servido de nada. Seguía juzgándome por mis enfermedades mentales, por mi manera de ser, y no entendía el porque estaba tan triste y ansiosa. Yo solo quería su apoyo y que me entendiera cuando estaba sola. No quería un papá en mis peores momentos, quería verlo como un amigo.

Estoy enojada con este tema porque estos 25 años, idolatre tanto a mi papá con toda mi alma y creía en los hombres porque existía él, que no me di cuenta que quien toleraba todo era yo, y él jamás me acepto como soy.

En el presente soy la que no habla con mi papá, ni siquiera hago el esfuerzo de reírme falsamente con sus malos chistes. Termine igual que la relación de mi abuela con mi padre.

Cuando no le hablo por días, siempre me viene a la mente la llamada de mi amigo ese sábado en la mañana, llorando diciéndome que su papá se había muerto. No puedo creer que yo tenga vivo al mío y nuestra relación es como si estuviéramos muertos entre nosotros.

Yo quiero a mi papá tal cual es, sé que es muy frío, pero ahora es muy difícil tratar de amarlo como antes. Me cuesta mucho amarme a mi misma y tuve una batalla dura para defender lo que soy, pero me decepciono tanto que a la persona que llegue a venerar, no ame la versión más vulnerable, libre, feliz, y madura que soy hoy.